Tossa de Mar
Situada en la costa de Girona, a medio camino entre la ciudad de Barcelona y la frontera francesa, Tossa de Mar es una antigua población de pescadores con un gran bagaje histórico, convertida en emblemático destino turístico de la Costa Brava desde hace algo más de medio siglo.
En Tossa podemos encontrar escenarios de tiempos pasados como si hiciéramos un viaje en el tiempo. Entraremos en un gran museo al aire libre.
Sus vestigios prehistóricos dan paso a una Turissa romana, a una Tursa medieval y a una Tossa moderna convertida primero en refugio de artistas e intelectuales y más tarde en generosa anfitriona de turistas y visitantes.
Villa Romana dels Ametllers
De la época romana, además de otras villas de menor importancia, nos ha quedado la Villa Romana dels Ametllers, situada en la Av. del Pelegrí, 5 – 13.
Descubierta en el año 1914 por el Dr. Ignasi Melé, la villa romana dels Ametllers (s. I a.C. - s. VI d.C.), es una de las villas más importantes de la antigua provincia de Tarraco. Dedicada especialmente al cultivo de la vid y a la exportación de vino de gran consumo, es un ejemplo clásico de explotación agrícola en el ámbito mediterráneo romano. Desde el punto de vista arquitectónico consta de dos áreas bien diferenciadas: la pars urbana y la pars fructuaria.
La pars urbana o zona noble del conjunto, situada en el nivel superior, constata la magnitud de esta villa, especialmente durante el s.II d.C. Elementos como el magnífico conjunto termal, los mosaicos, los estucos, el raro comedor de invierno, el ninfeo (fuente), o la piscina con su imponente conjunto escultórico de mármol de Carrara, que se conserva en el Museo Municipal, ponen de manifiesto la excepcionalidad de esta construcción.
La pars fructuaria, situada en el nivel inferior, era la zona industrial. Allí se encontraban los almacenes y las salas de procesamiento de los productos agrícolas, donde se elaboraban el vino, el aceite, las salazones y donde también se guardaban los cereales.
Los estilos de hueso y de marfil, las cerámicas, las monedas o las fíbulas que se encuentran expuestos en el Museo Municipal, son un testimonio fidedigno de la vida cotidiana en este lugar.
La Vila Vella
Declarado monumento histórico-artístico nacional en el año 1931, el recinto amurallado de la Vila Vella es el emblema del municipio. Actualmente es el único ejemplo de población medieval fortificada que todavía existe en el litoral catalán. Construida a inicios del s. XIII, con muros almenados, conserva la casi totalidad de su perímetro original . El lienzo de muro distribuye cuatro torreones y tres torres cilíndricas rematadas por matacanes. Las torres más conocidas son la torre d’en Joanàs, que preside la bahía; la torre de las Horas, situada a la entrada del patio de armas, que debe su nombre a que era el único lugar donde se situó un reloj público; y la torre de es Codolar, también conocida como la torre del Homenaje, que preside la playa de es Codolar.
En el punto más alto de la Vila Vella había habido un castillo, que consistía en una torre de vigilancia y una estancia de planta rectangular. Actualmente no existe, puesto que en su lugar se edificó el actual faro.
El interior de la Vila Vella es un espacio encantador de callejones estrechos pavimentados con guijarros que, en el momento de su máximo esplendor (s. XV - XVI), integraba unas ochenta casas. A partir del s. XVI la población se empezó a expandir fuera de la muralla y se levantaron las primeras edificaciones en el barrio de sa Roqueta y a lo largo del camino real. Cabe destacar el magnífico portal dovelado que da acceso a la Vila Vella a través del patio de armas.
Del interior de la Vila Vella, hay que mencionar especialmente la antigua iglesia de San Vicente, de estilo gótico tardío. Es de una sola nave, con cabecera poligonal a tres lienzos, una sacristía y una capilla lateral en su lado oeste y, al este, es probable que el espacio se extendiera mediante una hilera de tres capillas. Actualmente, solamente el ábside y la sacristía conservan la cubierta. En la cabecera, la vuelta ojival se sostiene por seis nervios que tienen su punto de encuentro en la clave de bóveda decorada con la imagen de San Vicente.
La Torre de Can Magí o Torre de los Moros
Esta torre es un fiel testimonio de las torres de vigilancia que Felipe II mandó edificar en el s. XVI a lo largo de la costa mediterránea de la Península Ibérica, con la finalidad de proteger a la población de las incursiones y las razias de los piratas del norte de África. Estas torres, situadas todas ellas muy cerca de la costa y en lugares estratégicos, se comunicaban entre sí mediante señales de humo durante el día y señales de luz durante la noche. En caso de peligro de ataque berberisco, la guardia permanente que permanecía en la torre alertaba a la población para que pudiera protegerse en el interior de las murallas. La torre de los Moros se comunicaba con la torre de la Pólvora y con la aguja de Pola, y probablemente también con la torre del castillo de la Vila Vella, que hoy ya no existe. Siguiendo el modelo clásico, la torre de los Moros consta de dos pisos con entarimado de madera, aspilleras y barbacana.
Capilla de la Virgen del Socorro
Edificada en el s. XVI, cuentan que fue un exvoto del marinero Antoni Caixa en agradecimiento a la Virgen del Socorro, por haberle salvado de un naufragio. La capilla que contemplamos en la actualidad es el resultado de una remodelación llevada a cabo en el s. XVIII. Situada en lo que se conocía como Campo de la Cruz, puesto que allí se encontraba originalmente la cruz de término, y junto al camino real que iba hacia Girona y el camino que llevaba a Lloret, pronto se convirtió en un importante centro religioso, debido a la devoción que le profesaban marineros y negociantes.
Can Ganga o Can Leandro
Esta masía fue una de las primeras que se construyó fuera del recinto amurallado como consecuencia del aumento de población que se produjo en el s. XVI. Situada en el barrio de sa Roqueta, típico barrio de pescadores, es un digno ejemplo de masía fortificada, construida así porque en el momento de su edificación quedaba aislada frente al mar y podía ser presa fácil de los piratas. El edificio presenta un magnífico portal redondo, encima del cual un matacán evidencia la protección frente a posibles razias de los piratas. Destacan también las ventanas góticas, bellamente esculpidas con angelotes. En el interior se conserva, todavía en perfectas condiciones, una fresquera excavada en la roca viva.
Antiguo Mas Rabassa o Can Magí
Fechada en el s. XIV, Se trata de un clásico ejemplo de masía fortificada con torre de vigilancia cuadrada, pisos y barbacana del s. XVI. También destaca la garita que se encuentra situada en un ángulo del primer piso, fechada en el siglo XVII.
Iglesia parroquial de Sant Vicente
De estilo neoclásico, la iglesia parroquial de San Vicente se empezó a construir en el año 1755 porque la antigua, que estaba situada dentro del recinto amurallado, se había quedado pequeña para albergar a todos los feligreses. Además, en el s. XVI la población de Tossa se había expandido fuera del recinto amurallado y la lejanía de la iglesia resultaba incómoda.
Aún tratándose de un edificio sencillo, cabe destacar el volumen de su nave central. Decorada originalmente con retablos e imágenes de estilo barroco popular, muchos de ellos procedentes del taller local de Cas Fuster, fueron todos quemados durante la Guerra Civil, a excepción del de la Purísima.
La policromía de su interior ha sido recientemente restaurada y la iglesia ha recuperado parte de su belleza y luminosidad.
Casa de Cultura (Antiguo Hospital de Sant Miquel)
El antiguo Hospital de San Miguel fue fundado en el año 1773 por voluntat del prohombre de la población Tomás Vidal Rei, considerado precursor de los indianos. Mucho antes de que el rey Carlos III liberalizara los puertos españoles en el año 1765, Tomás Vidal ya había hecho dos viajes a América: a Puerto Rico y a Guatemala. Cuando volvió a Tossa, dejó gran parte de su fortuna para la construcción de un hospital de caridad.
El edificio, de dimensiones considerables, consta de un cuerpo rectangular de dos plantas ordenado alrededor de un claustro. En uno de los laterales se encuentra la capilla dedicada a San Miguel, advocación propia de los hospitales del s. XVIII en Cataluña. Cabe destacar la imagen de San Miguel del altar mayor, de factura barroca popular, obra del taller local de Cas Fuster.
El Santuario de Sant Grau
El santuario de Sant Grau se encuentra situado a unos 15 km de Tossa, en el macizo de Cadiretes. La historia del santuario de basa en una leyenda popular según la cual San Gerardo de Aurillac vivió aquí en el siglo IX y en el año 1200, la reina María de Montpellier, madre de Jaime I el Conquistador, consiguió obtener unas reliquias del Santo, procedentes de Aurillac, que fueron recibidas en el santuario con gran solemnidad.
Casa Sans
Éste es un edificio singular debido a su eclecticismo estético. Fue construido en el año 1906 por el arquitecto Antoni de Falguera, por encargo de su propietario Joan Sans. El edificio tiene una fachada marítima singular, con gárgolas modernistas que representan las cuatro estaciones, mosaicos de cerámica vidriada y forja muy similar a la que se encuentra en la Casa Vicens de Barcelona. Esta fachada estaba originalmente decorada con pinturas de temática vegetal y con dos figuras femeninas que no se han conservado. En el interior todavía se conserva gran parte del repertorio decorativo que diseñó Antoni de Falguera. Los magníficos vitrales con elementos vegetales, junto con la espectacular chimenea, son de estilo absolutamente modernista. En el año 1930, la Casa Sans pasó a ser propiedad de la familia Vilallonga. Pertenecen a esta época la escalera de mármol y la fuente con la escultura de Diana cazadora, atribuida a Frederic Marés.
Museu Municipal
Situado en la antigua casa del batlle de sac o gobernador, fue inaugurado el día 1 de septiembre de 1935, convirtiéndose en el primer museo de arte contemporáneo del Estado Español. Tossa había sido un reclamo artístico desde mucho antes: a finales del s. XIX la belleza de su paisaje ya había sido motivo de inspiración para muchas obras. Pero fue en el s. XX, durante los cinco primeros años de la década de los treinta, que Tossa se convirtió en un verdadero polo de atracción de artistas de todas las disciplinas y procedencias, transformándose en un importante núcleo de vanguardia. Sin olvidar a artistas del país como Rafael Benet o Pere Créixams, que ya residían en Tossa, artistas de la talla de Marc Chagall, André Masson, Georges Kars, etc. se instalaron y trabajaron en la población, algunos de ellos hasta que estalló la Guerra Civil, momento en que este período tan fructífero quedó interrumpido. No obstante, en el año 1935, antes de que se llegara a este momento de nuestra historia, un grupo de intelectuales sensibles al arte decidieron fundar el Museo Municipal, con la intención de que quedara constancia de lo que se estaba creando en esa época, así como también del legado arqueológico procedente del yacimiento de els Ametllers. Actualmente, el museo custodia una buena parte de las piezas arqueológicas de la villa de els Ametllers y una importante colección de arte.